Hoy vamos a hablar de los siguientes capítulos de “El libro del clima”:
1.3. Nuestro impacto evolutivo. Beth Shapiro / Profesora de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de California Santa Cruz y autora de Life as We Made It.
1.4. Civilización y extinción. Elizabeth Kolbert / Escritora en plantilla de New Yorker y, recientemente, autora de Under a White Sky: The Nature of the Future.
1.5. No hay nada más contundente que la ciencia / Greta Thunberg
1.6. El descubrimiento del cambio climático. Michael Oppenheimer / Científico de la atmósfera, profesor de Geociencias y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton y autor del IPCC.
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. El ser humano es capaz de transformar su entorno, de alterar paisajes, de romper equilibrios en ecosistemas… De dejar irreconocible un planeta entero, en definitiva. No en vano, algunos científicos ya hablan de una nueva era geológica, el Antropoceno, que reemplazaría al Holoceno, la época actual del período Cuaternario en la historia terrestre, y que se llama así por el significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas. Y precisamente por las grandes cuotas de poder que se concentran en una sola especie, es más necesario que nunca que se realice una reflexión colectiva global sobre nuestro papel en la naturaleza. ¿Tenemos claro que somos una especie más? ¿Que nuestra salud y equilibrio depende de la salud y equilibrio del resto de especies y ecosistemas? ¿Que en realidad se establece una relación de “yo a yo” con la naturaleza? ¿Que no somos ajenos a las crisis climática, de biodiversidad y de contaminación y residuos? ¿Qué crees que está asentado en el imaginario colectivo? ¿Qué piensas tú? Me gustaría leerlo en los comentarios. Los artículos 1.3. y 1.4. nos dan algunas de las claves que muestran nuestro potencial avasallador en el planeta.
Después de leer el artículo 1.5., me martillea insistentemente una pregunta en mi interior: ¿Por qué si la ciencia lo tiene tan claro de forma consensuada no somos capaces de organizarnos y enfrentarnos de una vez por todas al reto climático contundentemente, sin ambages? ¿Es toda la responsabilidad achacable a gobiernos y grandes corporaciones? ¿Somos en cierta manera cómplices y nos sentimos cómodos en el fondo con esta situación desde el privilegio del norte global? ¿Nos incomoda pensar que no estamos haciendo lo suficiente para intentar cambiar las cosas? Y no me refiero a realizar acciones individuales, sino a ir a la raíz del problema, los engranajes del sistema. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a renunciar a nuestro modo de vida actual? Me encantaría ver algunas de tus reflexiones sobre estos temas en los comentarios más abajo.
En la primera sesión del club de lectura hemos visto cómo funcionan el ciclo de carbono y el efecto invernadero. En el capítulo 1.6. nos remontamos a la historia reciente de cómo el ser humano descubrió que con su actividad estaba contribuyendo a calentar el planeta y a producir cambio climático. ¿Hay algo que te haya llamado la atención? Para los más avezados, ¿algo que eches en falta en lo contado en este capítulo? ¡Compartámoslo en los comentarios!
Como siempre, si tienes alguna duda, no dudes en preguntar en comentarios.
El jueves que viene, 9 de febrero, en el directo de Twitch en el canal En Plan Planeta, comentaremos en directo estos cuatro capítulos y lo más destacado de los comentarios en el blog. También empezaremos a compartir ideas para ir dando forma a la CUÑADOPEDIA sobre cambio climático, que realizaremos de forma colaborativa en un documento de Google docs.
¡Nos leemos!
2 respuestas a “Club de lectura virtual En Plan Planeta: El Libro del Clima (día 2)”
Creo que no nos consideramos una especie más, sino algo superior. Como se dice en el 1.3, “somos la fuerza evolutiva que decidirá el destino de todas las especies y de los hábitats” y, por suerte o por desgracia, es totalmente cierto. El problema es que no comprendemos hasta qué punto nosotros mismos también dependemos de lo que sucede a nuestro alrededor. Es una relación bidireccional: lo que provoquemos en el planeta (degradación de ecosistemas, extinción de especies, etc.) nos afectará a corto-medio plazo.
Respecto al 1.5. “¿Por qué si la ciencia lo tiene tan claro de forma consensuada, no somos capaces de organizarnos y enfrentarnos de una vez por todas al reto climático contundentemente, sin ambages?” Porque no da dinero. O, al menos, es lo primero que se piensa. Sabemos que el cuidado del medioambiente y de los recursos naturales, por ejemplo, el agua, no solo es beneficioso a nivel de bienestar social, sino que también tiene un impacto positivo en la economía. Pero quizá en una primera instancia esos beneficios económicos no se palpan tan a corto plazo como nos gusta ver los números positivos en cuestiones de dinero. La ciencia es contundente, pero quienes tienen el poder de implementar las medidas que la ciencia sugiere para, si no revertir, frenar la degradación total hacia la que nos encaminamos, no lo son.
Lo dije en el anterior bloque del club de lectura: “No todo el mundo está dispuesto a cambiar su estilo de vida y renunciar a ciertas cosas” y si quienes toman las decisiones a nivel global/nacional, no predican con el ejemplo, difícilmente la población lo hará.
Del 1.6 me han llamado especialmente dos puntos:
– “En 1981, como el efecto del calentamiento no era aún evidente, no debía llevarse a cabo acción alguna, aunque la evidencia científica y el posible coste de la inacción eran cada vez más claros” –> Esto es como decir que no cojamos el paraguas, aunque el cielo esté lleno de cumulonimbos porque todavía no está lloviendo. El problema es que ese pensamiento se ha mantenido en los siguientes años hasta que el chaparrón ha sido tan evidente que nos ha dejado casi a la intemperie. Si tenemos los medios necesarios para que una situación no desemboque en un final sin solución alguna, ¿por qué dejar que nos empape y arriesgarnos a coger una pulmonía de la que tal vez no podamos recuperarnos?
– En la firma del Protocolo Kyoto, “la ciencia perdió la batalla debido a la influencia de las empresas productoras de combustibles fósiles y las principales empresas consumidoras” –> La economía es importante y a estas alturas de desarrollo no lo vamos a negar, pero mientras los intereses individuales primen sobre los comunes, la ciencia seguirá perdiendo la batalla. La ciencia puede ser una gran aliada de las empresas (tanto públicas como privadas), pero al final todo parece reducirse, como ya he señalado, a la no disposición de cambiar los “estilos de vida”.
Para mí es algo clave considerarnos una especie más, no “la especie” ya que por mucho q seamos los más avanzados y teóricamente inteligente, pq en práctica a veces tengo dudas, no somos nada en la existencia de la Tierra y el Universo, ha estado ante de nosotros y seguirá sin nosotros. Si cambiamos nuestra mentalidad y nos consideramos iguales no nos apropiaremos de nada y avanzaremos en las soluciones al cambio climático. El “yo a yo” es la realidad y es a lo que debemos aspirar, ya no solo para mejorar nuestra relación con el entorno sino también entre nosotros mismos y que no siempre paguen justos por pecadores o lo que es lo mismo, los que se aprovechan de los recursos y los que son expoliados de ellos.
Y por eso como somos una especie más, nos afecta igual q al resto el problema, nuestra salud y modo de vida se deteriora, pero nuestra ventaja es q podemos unirnos, razonar, llegar a soluciones y ponerlas en práctica, especialmente los q vivimos en el norte global rico.
En el imaginario colectivo se suele establecer que somos ajenos a la realidad de la crisis climática y de biodiversidad, que no somos culpables de la contaminación y de los residuos, y que, aunque fuéramos culpables, no es un problema real e inmediato cuando al contrario si lo es y si no se soluciona ya, las consecuencias serán irreversibles. Por suerte, esta realidad va cambiando gracias a la educación ambiental basada en los argumentos científicos.
Esto también se relaciona con lo visto en el capitulo 1.5, se dan tantos rodeos y no se actúa desde ya porque se cree algo lejano y que no es nuestro problema.
China e India son muy grandes, vive mucha gente y contaminan n montón, pero están en desarrollo. Si les prohibimos contaminar ahora, no avanzaran a igual ritmo y seguirá habiendo mucha pobreza. Es bastante egoísta por nuestra parte acusarles de algo q es en mayor culpa de Occidente. Por eso también creo que no solo es todo culpa de Gobiernos y empresas sino también nuestra por no actuar y permitir que se trate la crisis climática de esta manera, además de no señalar las desigualdades y privilegios del norte global, pero si que se puede deber a que nos gusta nuestra vida y preferimos mirar hacia otro lado pensando que podemos perder lo ya conseguido